miércoles, julio 26, 2006

G

Yo la tengo me inspira, Lola me conmueve. ¡Qué envida! Haber tenido un papá así. Nunca me enteré de nada parecido de mi viejo; para mí, oficial y extraoficialmente, ella, mi mamá, siempre fue la mujer de su vida. De hecho la dejó conmigo hacer lo que quiera. Hasta que yo la frené. Ahora la estoy jodiendo un poco, porque me puse en su profesión y recibo más halagos que ella. Pero es no cura nada, calma un poco, y eso está bien porque ésta es la época de los calmantes. Así que me perdí la otra parte, la de la hija. Fui muchas veces con mi hija al cine, pero no me pude acordar de eso que se acordó Lola, la cabeza en el hombro del papá. Siempre como mínimo íbamos los tres y nunca al lado de mi papá. No me inspiraba, creo. Ayer con G no pude, porque no tenía forros. Quería hacerlo igual pero yo me negué. Se ofendió mucho, no sé si vamos a tener otro encuentro. No quiso bajar a comprar ni tampoco dejó que yo bajara. Tenía una actitud de reproche ridícula, infantil, decía que igual nos podíamos hacer caricias. Pero yo quería que me la metiera. Hace mucho que no me la meten. El señor fue el último. Me dijo que lo mejor era que me fuera, y me fui. G valía el esfuerzo, 1,78 , buen calce (el íntimo también), lindos besos, cariñoso, afectuoso, contenedor con todas mis estupideces, una buena profesión que ama sanamente y que le reporta buenos pesos, sin hijos. Pero no quise. Primero pensé que con eso no se jodía. Después se me ocurrió pensar que había sido una excusa: el señor había aparecido entre el momento que salí de terapia y el que arreglé con G. No personalmente, me llamó. Me dijo algunas cosas se los chicos y yo les respondí. Y después se volvió a insinuar. Salvo que yo esté muy mal, él se insinúa. Escucha algo, como G el otro día que escuchó que yo volvía. Es un sonido de otro orden, como el que escuchan sólo los perros. Supongo que está en mis tonos, no sé, en algún lugar está; eso ya es seguro. Sentí que volvía a marcar el paso, por decirlo de una manera que se entienda; lleva la iniciativa. ¿Querés coger? No. Entonces no me importa, yo sí. ¿Ah, sí, querés coger?, entonces programemos encuentros semanales, yo qué sé. Tal vez sea lo único que él quiere, pero a mí no me suena. Me suena a otra cosa, a sentirse que sigue dominando la escena, no sé. No me suena a amor lo suyo, como no me sonaba el año pasado. A la idea que tengo del amor, que no sé si es la acertada. Pero es mi idea. Algo así como no interesa mucho lo que vos quieras, si total tenés mi amor. Con eso te tendría que alcanzar y sobrar, qué más querés. ¿Querés hacer tu vida? Bueno, está bien, pero amame. Y que no haya nada más importante que yo, en ningún momento. No quiero llorar, pero no puedo evitarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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