miércoles, diciembre 26, 2007
No habrá ninguno igual
sábado, diciembre 22, 2007
Ellos
Ayer no pude ir a ver a Soda por ellos. Siempre es por ellos que no podemos hacer lo que queremos. Ellos son cualquiera. Todos. Cambian según el lugar, la circunstancia, el motivo. Siempre hay un Ello, como descubrió Oesterheld en El Eternauta. Los hijos, los padres, el señor, las amigas, el jefe, la corporación, el sistema, siempre somos ell@s y nosotr@s. No importa el género, no importa si estás abajo o arriba, si cogés bien o mal, si te gusta bajar o que bajen. No importa nada, siempre habrá un ellos. Y están desde que tenemos memoria. Se pusieron ahí, en algún lugar de nuestra cabeza, y perduraron. Y perdurarán por más que descubramos todos y cada uno de sus escondites, formas, metamorfosis, porque cada vez que lo hagamos cambiarán de lugar, mutarán, se disfrazarán, harán lo que sea para perdurar, incluso hacernos creer que no fueron ell@s, sino nosotr@s. Algun@s incluso no se irán con nosotr@s, como un virus se contagiarán a otr@s y sobrevivirán a nuestra muerte. Alguien los puso ahí para eso, para que intenten la inmortalidad. Quiénes habrán sido, sino ellos.
martes, diciembre 18, 2007
Belmondo
Una amiga me preguntó por qué no posteaba. No tengo ganas, le dije. Toda la verdad del mundo, si es que a esta altura de la vida una puede decir la verdad. En realidad nunca pudo, pero en algún otro momento de la vida creyó que lo decía. Al borde de los 40 ya no me creo esas cosas. Ni muchas otras, claro. Por ejemplo, que mi mirada cambie de foco y comience a ver cosas que no le interesan. Hay algo que me dice que ya no quiero hacerlo. Especialmente el hecho de que no haya hombre con el que pienso que me puedo levantar. O sea, como aprendí en Sin aliento de boca de Belmondo (fantástica boca de labios carnosos, para dar esos besos que por lo general tanto nos gusta, los que nos hacen sentir protegidas, queridas, importantes, esos besos que le sacamos a todos los hombres para ver si les interesamos, y que antes o después, en el sexo, al besar nuestro pezón nos hacen subir eso que a falta de mejor nombre llamamos cosquilleo y nos contrae por dentro, dotándonos de una fuerza superior para abrazarlo con todo contra nuestro pecho, soñando y viendo, y que por ver soñamos, que su boca juega con nuestro pezón): lo importante no es llevarse una mujer a la cama, sino despertarse con ella. Más de dos años parecen ser tiempo suficiente como para considerar que tomé una decisión. Y que será muy difícil revertir.
lunes, diciembre 10, 2007
Qué se le va hacer
Nunca me va a gustar el pasado en vez del futuro, aunque sea el pasado lo único que extrañe en mi vida, y lo único que sé que me hizo y me hará feliz.
sábado, diciembre 01, 2007
Erotismo
Así tiempo que no veía tamaña falta de erotismo. Ni siquiera en una fiesta de sala de cuatro, cinco, tres o dos hay semajante falta de erotismo como entre gente cercana a los cuarenta o ya con ellos, en pareja y con hijos, aunque sin ellos presentes, porque viste, cómo llevarlos a una fiesta así, si vamos a bailar y tomar alcohol; los chicos habrían sido una buena excusa. Tendríamos algo en qué amparar nuestra falta de deseo sexual, nuestra falta de deseo en cualquier otra cosa que no sea lo que hacemos todos los días: contar lo que hacemos todos los días hablando de la falta de entusiasmo que tenemos todos los días y de las fobias que nos crecen todos los días. Ese mundo insoportable repleto de gente insoportable jamás permitiría el sexo en cualquiera de sus manifestaciones, empezando por el de la sugerencia, que es el que abre las puertas de la percepción y pudre la armonía vetusta del todo tranqui, todo liso. Todo muerto. A tal punto hay programas propios que corren en segundo plano ejecutando eso que si nos diéramos cuenta que hacemos nos daría asco de nosotras mismas, que la agasajada en cuestión pidió que los tragos que un par de chicas, a la manera de las fiestas cool, preparaban en una mesa, no tuvierana mucho alcohol. Mirá si después tenemos que llevar alguien a su casa (o a la nuestra, en caso de ser pareja) o, lo que es peor, nos tenemos que bancar a varios de ellos queriendo coger, no tener sexo, menos hacer el amor, sino coger a las tres, cuatro de la mañana, alcoholizado, algo bestial e irrefanable en sus ganas de ponerla. Y por eso están juntos: no cogen, aunque duerman juntos y a veces se las metan. Y sobre todo porque ninguna de ellas tomaría una copita demás y, en ese estado algo alterado, volviera a sentir algo parecido a lo que alguna vez sintió por eso que la acompaña, y lo manoteara con sensualidad, deseosa, llena de erotismo.
martes, noviembre 27, 2007
Película
viernes, noviembre 16, 2007
Padres
lunes, noviembre 05, 2007
Reproches
Prometió llamar y no lo hizo. Y yo, por eso de que por qué hay seguir el sentido común, siempre mezquino, o el instinto, siempre protector de sí mismo, conservante del egoísmo que nos vuelve hacia adentro y no aleja de la posibilidad de compartir, llamé, violando el precepto que las chicas sabemos que no tenemos que desobedecer, porque en cuanto lo hacemos quedámos automáticamente en posición adelantada. Y a los chicos no les gustan las chicas adelantadas. Y entonces tal vez el problema sea que no reprocho.
domingo, octubre 28, 2007
Culo
lunes, octubre 15, 2007
Obligaciones I
Y además, no entendés nada porque nunca estuviste sola. Nunca te costó. Y no sabés lo que es estar sola con hijos. Vos preguntaste, por qué no te bancás la respuesta? O sólo te interesa chusmear, sos como el periodismo, que te saca algo en un hora de entrevista en el mejor de los casos, y después te deja con todo eso encima, sin nada a cambio? Porque por lo menos el periodismo te saca en tapa, te da una nota, te hace famosa en televisión. Vos qué me das? Me invitás a tus fiestas, me integrás a tu grupo de amigas, aunque sea a uno en el que no te dé vergüenza o no te haga sentir incómoda, uno donde no esté atajándote de cada uno de mis comentarios, vigilando a ver qué digo o dejo de decir? No, no lo hacés porque me tenés miedo, y al mismo tiempo no te bancás dejarme de lado, reconocer que no te intereso lo suficiente como decís que te intereso, como todas las noches te repetís que te intereso, sólo para sentir que tan mala no sos. Y lo más gracioso es que no sos mala, son común, sos normal, sos como yo y los demás. Lo único que hace diferente a la gente es reconocer que es igual a los demás, que actuaría de la misma manera en la misma circunstancia y que, como decía Celine, lo difícil no es la traición, sino tener las oportunidades. Si tan solo te bancaras eso, qué maravillosa amistad tendríamos!
sábado, octubre 13, 2007
Obligaciones
sábado, septiembre 29, 2007
Tiempo
El tiempo, con lo único que arrasa, es con una. No sé si arrasa con todo, como sostenés, Moriarty. Acaso el tiempo no te trajo hasta acá, hasta mí? O me hubieras descubierto cuando el señor existía y vos eras vaya una a saber qué? Eso también lo hace el tiempo, la posibilidad de ubicarse en otro lugar y ver otras cosas, la posibilidad de que tu cuerpo cambie y te enseñe nuevos caminos, tu química cerebral se expanda o contraiga cual universo y te permita o impida acceder a nuevos mundos, nuevas mujeres, varones, sexos, personalidades dentro de vos misma, como lo sugiere Lola. Deberías conformarte con esto, Moriarty (lo cual, como varón, seguramente te hará retirarte hacia otro campo de batalla). Es cierto que tu característica insistente te hace varón. Las minas, al menos las varias que conocí, siempre se me hicieron más tácticas y estrategias, midiendo la primera en función de la obtención del objetivo de la segunda. Pero vos temés a lo que temen todos los varones: que los acusen de no haberse animado, de haberse apichonado en vez de ir al frente sacando pecho. Lo que te dije, Moriarty. Conformate con esto, con lo que te doy acá, que es mucho más de lo que te daría personalmente. Vale para todos. Pero más para los que en vez de acompañar quieren mostrar el camino. Tal vez el tiempo te dé la razón. Pero como aprendí de Keynes en mi paso por la facultad de Económicas cuando le preguntaron si su política económica no pondría en riesgo el futuro de la economía: en el futuro estaremos todos muertos.
Nuevo corte
¿Qué verdades? No sé exactamente cuáles, pero a todo se le ve su parte fea, parte que antes no se veía. Por ejemplo: por más que vayas a la peluquería, te hagas el super corte y te super peinen en una peluquería top, no una de tercera, ni siquiera una de segunda, y la diferencia con tu pelo anterior sea notable, pocos se darán cuenta. Especialmente no se dará cuenta la gente sobre la que estabas poniendo tus expectativas últimamente. Sí, él, quien de verdad te preocupa. Después te das cuenta que la pregunta, tonta, esa que dice: te cortaste el pelo?, la hace hasta quien sabía que jamás podría dejar de darse cuenta de esas cosas. No hace falta que sea alguien muy cercano, sino alguien que pone toda su atención en eso, y que de ese tipo de cosas siempre se da cuenta. Ese te enseñará que incluso hasta el más atento hace la pregunta más desatenta, o una que no esperarías. Si no que esperaría un: te cortaste el pelo! Así, con signo de admiración que indique sorpresa y encanto por lo nuevo que vieron sus ojos. Acaso que descubrieron: una belleza que se mantenía oculta, y que el nivel de energía puesto en su ocultamiento no dejaba ver. Sí, cortarse el pelo es una decisión más meditada de lo que comúnmente se considera, pero hacerlo en estado de resaca ofrece la posibilidad de este tipo de reflexiones. Y eso sin contar los que, sino de los tiempos, muestran su desagrado contra cualquier cambio que les haga notar que el mundo de certezas que se construyeron para sobrevivir no es tan certero, y que necesita una revisión; aunque sea de vez en cuando, y que como vos le mostraste el de vez en cuando, descargan contra ti, eso sí, amablemente, la novedosa torpeza que se descubren frente a un mundo sin las certezas de ayer.
Me quedó bien el corte. Me sentí bien. Me sentí linda. Y sabía desde antes de entrar a la peluquería, que nadie me miraría después como yo esperaría que me mirara, con esa expectación. No pasé de un: ¿te cortaste el pelo? A lo que contesté, irritada como estaba, con una ironía estúpida y vulgar del tipo: no, el peluquero. Una se vuelve muy exigente, irritada. Y exige precisión, o la belleza de su propio ideal. Pero eso no sucede, nunca. Y hace crecer la irritación, y las reflexiones sobre el mundo circundante. Que obvio, es más mierda del que uno suponía. Y la más mierda de todas es una, que pese a que se cortó el pelo, no lo pudo cambiar ni un poquito.
lunes, septiembre 17, 2007
En la lluvia
No quedan olores. Tampoco sabores. Su sexo alguna vez tuvo gusto. Pero ya no hay recuerdo, aunque a veces lo evoco. Extraño sólo el calor. El abrazo de noche, el dormir en cucharita. Dormirse, porque dormir era difícil. Supongo que para todos. Pero él al principio me abrazaba como si nunca me fuese a soltar. Y no lo hacía. Esa fue la sensación que dejó por muchos años después de que en una de esas noches del principio, cuando no nos queríamos alejar ni siquiera un segundo, lo descubrí despierto, abrazándome y haciéndome caricias. Todavía me estremece. Me moja. Pero ya no me lleva a masturbarme. Es un diferencia sustancial. Y en ese ardor que es sólo un segundo, la angustia prevalece y se instala, sin dejarme actuar, sin dejarme llevar, atada, estaqueada al lugar en que me encuentro. Sin posibilidad de encuentro. De allí a acá, sin escalas, es todo dolor. Llanto, antes que dolor. Y mucha, mucha angustia. Sólo la voz severa de alguna parte de mí recordándome los otros momentos, los momentos en los que me sentí maltratada, pueden acallar ese dolor. Cuándo lo dejaré de querer. Cuándo? Acaso nunca, y eso sea lo que me atraiga. Que el dolor permanezca es garantía de seguir queriéndolo. No porque el dolor sea amor, sino porque es ese dolor el único parentesco con el sentir que tengo en los últimos tiempos. Hace rato que nadie despierta en mí la fantasía de estar entre sus brazos después de acabar. Pienso en eso cuando no quiero acostarme con nadie. Funciona a la perfección. Nada como su pecho. Nada como los pelos de su pecho. Todo debería acabar pronto. Acabar de terminar. No se puede vivir mucho tiempo así. Pero como escuché en una vieja canción de Los Abuelos de la Nada: perdió el tren, y tampoco aprendió a correr.
Necrofilia
Y lloré. Y en el consuelo hubo besos, manos, penetraciones, su pija en boca, acabándome, y yo sin siquiera fingir. No fingí el orgasmo, no fingí que me gustara, no fingí dureza; era la flacidez en persona. Una muerta. Y él gozaba. Parecía gozar de mi muerte. No, le gustaba la necrofilia. Lo habrá descubierto es noche. Me dejó en la puerta del telo, al que yo le había pedido ir, el que pagué religiosamente, enojándome cuando quiso poner su parte, plenamente conciente de que la plata que me quedaba no me alcanzaba hasta fin de mes, y que me humillaría y me haría daño cada vez que mi nena me pidiera algo y yo, mintiéndole, o mejor dicho, diciéndole la verdad, enarbolara las pruebas de mi ruindad.
Mensualidad
Pagué con la plata de la mensualidad de los chicos y me puse a llorar. No fue desaforado como las últimas veces que recuerdo haber llorado mucho. Pero se me clavó en el medio del pecho y siguió después de las lágrimas. Nunca me había pasado. Independiente como siempre había sido me sentí humillada. A la mañana siguiente me di cuenta de que nunca había sido independiente, pero así me había sentido. Se había roto la ilusión. No tenía necesidad de pagar con esa plata. Ni siquiera de pagar. Él lo hubiera hecho. Moriarty lo hubiera hecho? Lo hubiera hecho por cogerme. Sí, él lo hizo. No Moriarty, el de esa noche en el que no sé por qué decidí terminar con la ilusión. Con una sostenida por varias. La principal, que podía cogerme a cuanto pendejo quisiera, generalmente los pendejos que sabía que me podía coger, no otros. No fueron tantos. Los suficientes para que los hechos dieran matiz de realidad a lo que mi imaginación quería construir. Así, como un círculo que se retroalimenta, terminaron de construir lo que era una insinuación: que podía olvidar al Señor en base a cogidas varias, preferentemente con pendejos, de veintipico casi treinta, ávidos por demostrarse a sí mismos lo mucho que saben, lo mucho que aprendieron, cómo se hicieron en eso de la gimnasia del sexo, cómo saben satisfacer a una mujer, sin sospechar ni espiando que a una mina más grande y en mi situación, hacerla gozar es un juego de niños. Lo hice sin piedad. Y me gustó. Creo que una de las cosas que más me excitó fue no tener piedad.
Pero él dijo las palabras mágicas, las que Moriarty escribió y me llevó a la situación que, como si fuera uno de esos pendejos que me cogí, pensé que podía manejar. Dijo, en una charla que nunca pude establecer cómo se suscitó, que sí, que había bloggers a las que les gustaría conocer. Yo, con el comment de Moriarty en la frente, le pregunté cuál. Y dijo mi nombre. No fue el único. Pero a quién le importa el resto. Me las arreglé para terminar pagando con la plata de la mensualidad de los chicos. Fueron diez minutos infernales, grandiosos, fatales. Conciente de que cada uno de mis movimientos y palabras estaban pensados para salir rajando de ahí, no los pude detener; se me anticipaban, se precipitaban antes de que tuviera tiempo de calmarlos, de engañarlos contando hasta diez, diciendo aquello que sabía que podía evitar el bochorno, el bochorno que estaba propiciando contra mí misma y a medida que se acercaba la línea que sabía perfectamente era el límite, más acaloraba y lo atraía como un imán. Hasta que pagué. Y lloré.
domingo, septiembre 09, 2007
Blogger
Para vos, Moriarty, que estuviste siempre, y de alguna manera en formaste una representación en mí a la que contarle esto que cuento acá. Te imagino mujer. Pero no estoy segura.
Bloggers
No coincido con ninguno de estos datos, y el rubio racista sudafricano acaba de convertir un try, un bombón al que le chuparía todo (literalmente, sobre todo la transpiración), rubio de ojos celestes (y eso que no salgo con rubios de ojos celestes), y al que sé que ya jamás accederé. Qué feo cuando empezás a tomar verdadera conciencia de esas cosas. Siempre las sabés, pero sólo se te hacen carne en algún momento de la vida, cuando ya estás fuera del target principal de esta encuesta. A veces no te das cuenta nunca, pero a esa gente yo ya no la frecuento. Es más, cada vez la encuentro menos. Y eso que salgo poco. Eso sí, cuando salgo, cojo. Basta de eso de a ver qué onda. Yo cojo, y si no hay nada, bueno, que no haya nada. Al anteúltimo (hace diez días, para que se den una idea de mi ritmo de los últimos tiempos), le puse la boca en mi teta, lo apreté bien, y después le agarré la mano y me masturbé. Y todo gracias a esto.
domingo, agosto 19, 2007
Consideraciones sobre el sexo
jueves, agosto 16, 2007
Mix
jueves, agosto 02, 2007
Perdón
Estoy en una de esas noches en que siento que nunca me voy a separar. Aunque lo esté. Aunque estemos muy lejos. En realidad son momentos. Varios al día. Especialmente cuando no consigo que haya varón que me provoque algo, por más que no sea la bronca, que él me provocaba. Me provoca. Está lejos, con los chicos. Lejos físicamente, no de la otra manera. De la otra manera lo está hace un año, cuando me contó de lo suyo, de su bicho, de su infección. No creo poder separarme. Porque no creo poder perdonarlo. Perdonarle todos los años de vida malgastados en pos de su amor. Me dijo un día, ya en casas diferentes: ojalá todo este dolor valga la pena. No lo valió. Y si bien nunca hay reparación posible, al menos existen los intentos. Él me los negó. Ni siquiera puedo intentarlo. No creo que pueda algún día perdonarle que me haya robado la posibildad de elegirlo otra vez.
viernes, julio 27, 2007
Chabones
Al medodía lo había logrado. Un feo me había llamado en un momento totalmente inoportuno diciéndome que me había mandado un mail, que lo había vomitado me dijo, y que no hacía falta respuesta, pero como no le había contestado quería saber qué pensaba yo. Idiota. Yo no pienso nada porque no lo leí. No creo que seas de las que no leés los mails. Estoy de vacaciones tontito, me pedí unos días para pasear con mis chicos, porque la semana que viene se van con el papá. Primer síntoma de equívoco: no preguntó por qué, preguntó por los mails. Y eso ya estaba respondido antes de explicarle que se iban con el papá. Lo leo y te llamo, dije, más tonta que él. Otro día los leo, chabón, habría dicho otra mina menos necesitada que yo de reconocimiento, de que le digan todo lo que vale, aunque lo que valga sea solo esto que soy. Leí y llamé, conciente de que me había tirado los galgos, que incluso que me había tirado más que los galgos pero que a mí no me gustaba ni medio. Tanto halago me hizo dudar. Y dudé. Casi le digo si quería venir ir a tomar algo anoche. Él me había invitado, diciéndome que me quería conocer, que aunque fuera como amigos y todo eso que te dicen muchos chabones porque sólo te quieren coger. Pero en él sonaba distinto. Sé que quiere algo más que sexo conmigo. De hecho lo tuvimos y me siguió buscando, cuando había dejado claro que era sólo esa noche, y el rechazo había sido lo suficientemente duro como para que no volviera. Pero como me lo cruzo de vez en cuando y es varón, habrá dicho, pro qué no? No perdía nada. Al menos ante mí, incapaz de humillar, incluso de ser clara. Y el que no aclara involucra. Vaya yo. Lo peor es que más tarde cometí el error que traté de evitar, aunque con otro chabón (el chabón se me pegó por una amiga que vino de provincias, como dicen en España, y se la pasa diciendo chabón; y boludo, también). Fue ella la que me habló muy bien de un tipo, y su marido también. Me dijo que le tiraba los galgos a su mujer. Y que estaba bueno, me dijeron los dos. Después de los mensajitos de texto de cuestión, y como había ido al cine, a la una me dijo de encontraron. Y en vez de hacerme desear, dije que sí. Boluda de mí. Por suerte no pasó nada, me volví a casa y dormí tranquila. Cagada de frío, volví. Y con el suficiente sueño para dormir de golpe. Sola, pero de golpe. Una vez más sola, pero bien. Mejor así después de las ofertas del día. Hacerse valer, decía mi abuela. Ay si pudiera.
viernes, julio 20, 2007
Periodistas
Ayer vi a muchos de ellos. Con algunos había tenido sexo. Hace mucho, claro, antes del Señor. Me los cogí, sí. En esa época me los cogía. Ninguno de ellos hoy vale la pena. Hablo en un plural que parece que fueran muchos, y lo son: en un grupo de cien personas de entre 30 y 60 años haberte cogido a tres son muchos: dos, hoy con 40 o casi, los que de 30 actuales no figuraban en aquellos tiempos, y hoy tienen un bajo porcentaje de figuración: el matrimonio los atrapó rápido, y ellos hicieron todo lo posible para ser atrapados. Sólo dos valían, y con uno de ellos intercambié teléfonos. En realidad le di el mío, con el de él en mi celular tengo miedo de hacer lío. De los de más arriba ya ninguno calificaba en aquella época.
De mi trío, los dos de cuarenta me histeriquearon un poco. Bastante. Me puso bien que me volvieran a tener ganas. El tercero me puso un poco triste. Con apenas más de 50, no vale absolutamente nada. Por qué no, un poco de asco me dio. De alguna manera él lo sabía, porque me tiró los galgos muy torpemente. Creo que de ahí me dio asco.
Me aburrí, una vez más. No tanto, tampoco. Se hablaron de cosas de periodismo. Y los chismes siempre son entretenidos. Especialmente los de las parejas. El que me dejó el teléfono se cogió a una de esas que los varones usan como figuritas, o trofeos: creen que así tienen más posibilidades con el resto. En general es así. A mí me aleja. Dependiendo de quién sea. La que él dijo, también periodista, para el público masivo mucho más masiva que mi interlocutor, me parece que le resta. Allá él con su gusto, aunque cuestiona su acercamiento. Más que nada mi recepción. Una lástima despertar y distanciarse del alcohol y sus ganas de aventura sexual; o al menos de juego de seducción. Menos mal que no me llevé su teléfono. Espero que no se anime a llamarme.
miércoles, julio 18, 2007
Destape
Me despertó el frío. La sensación, más preciso. Y no exactamente la sensación de frío, sino la de ser destapada. ¿Cuánto hace? ¿Cuándo fue la última vez? ¿Importa? El recuerdo está y ese es el problema. Sin recuerdo no me habría despertado. O lo habría hecho más tarde, cuando realmente tuviera frío. Si no olvido moriré, ¿no? Así lo canta Cerati. Quién pudiera olvidar. El problema es Eterno resplandor de una mente sin recuerdo: hay que borrar todo. Y todo es feo. Y peligroso. Tendría la ventaja de que volver a aprender cosas maravillosas, con lo maravilloso que sería eso, pero también el riesgo de perder cosas que ya no se pueden volver a aprender más. Ella siguió moviéndose y terminó destapándonos a las dos. Me había quedado dormida y no la llevé a su cama. La abracé y me volví a dormir.
miércoles, julio 11, 2007
Piso
Me fui a vivir a un piso alto porque quería estar lejos del piso. Pero estar lejos del piso, alejarse del suelo como decía Luca, no es la solución. El ventanal, las nubes, la luna, alguna estrella, los autos ahí abajo, la gente, todas son referencias de vida, de una vida que, si no me enteraba que no tenía, mucho mejor. Lo descubrí recién, al salir de la casa de una amiga, más que amiga compañera del trabajo, que vive más cerca del suelo y en un dpto interno. Se puede conectar con el mundo por Internet o por la tele, y cuando sale lo hace a la altura del resto de la humanidad. Yo no, siempre estoy arriba. Lejos. Y sola.
domingo, julio 08, 2007
Susto
Me cayó tan mal darme cuenta de esto, que me la pasé una semana llorando. En el laburo dije que tenía pérdidas. No pérdidas pérdidas, sino una menstruación prolongada, que no sabía qué me pasaba, que tenía que ir al médico. Un día dije que fui: fue al lunes siguiente, cuando me pareció que mi cara estaba mejor, que mi postura no delataba depresión y que emitía opinión cuando se daba una charla. Estoy cansada de llamar la atención por mi estado de ánimo, que la gente me pregutne si estoy bien, que qué me pasa. Hace rato decidí que las cosas no se me tienen que notar tanto, pero todavía no lo consigo. La última semana de junio estuvo mejor. Aunque no pude olvidarme del todo del probador.
jueves, julio 05, 2007
Probador
Me pareció linda, yo qué sé. Estaba así, podía ver chicas de otra manera. Sin fijarme tanto en qué usaban y cómo les quedaba y si a mí me podía quedar igual, sólo apreciar su belleza. Me acordé de la canción de Virus y me reí: esas cosas no me pasan a mí. Pero cómo me gustaría que me pasaran. Entré al gigantesco local de ropa popular pero seguí de largo, hacia donde estabana los zapatos. Una mierda. Y un mirada. Sólo caminé, agarré una y entré al probador. Tenía la mirada, estaba segura. Así que tarde. Tardé más de lo que la prenda necesitaba. Y ahí me asomé para ver si seguía mirando.
El te puedo ayudar en algo me tiró contra el espejo. Me preguntó si estaba bien. No contesté. No estaba asustada, no me reía, quería que entrara, pero no lo sabía. Entró. Yo en bombacha. Se agachó: te ayudo. No le contesté. Seguía así, en un no estado. Algo latente que no se sabe bien qué. Me agarró la mano y se la puso en la entrepierna. Estaba húmeda. Mi anular y mi índice tuvieron una de sus mejores experiencias: sintieron la humedad convertirse en líquido excitante. Su cara parecía de porno, pero era real: le encantaba. Me besó. Me encantó. Para mí fue un minuto de besos sin lengua, pero en realidad fueron menos. Y después con la lengua. Cuando puso su anular en mi concha sentí que también estaba mojada. Con poco me hizo acabar como hacía rato no lo hacía. El ahogo me sacó del éxtasis: ella me tapaba la boca con fuerza, yo no me escuchaba. Después dijo shhh, shhh, linda, hermosa. Sos divina. Y yo sonreí.
Escuché una voz de autoridad, y empecé a hacer ruido por el esfuerzo de levantarme de golpe y salir lo más pronto de ahí. Me abrazó fuerte, me tranquilice un poco, me dio un beso en la boca re dulce, se puso el dedo como la enfermera y dijo: una clienta que le bajó la presión. La voz de autoridad se fue. Tomá, llamame, me dijo con mi celular en la mano: Gisella, decía.
Estás mejor? Sí, sí, dije mecánicamente. Querés un vaso con agua? No, no. Bueno, tomá este sobrecito de azúcar, que te va a ayudar. Y llamame, agregó en secreto.
miércoles, junio 13, 2007
Ya basta mamá
Ese día no llegó. Por eso perduran los besos distantes, la falta de abrazos, los mimos, las caricias en el pelo, las miradas de aguante, la dulzura que siempre estaría disponible para que superara los tiempos duros que ella sabía que vendrían. La voy a tener que enterrar. Peor, cuidar su vejez. Como si el haber dejado todo por esta soledad no haya sido castigo suficiente. Como si todo el amor que me negó por haberle dicho que ya basta mamá, no haya sido suficiente peregrinar por el desierto. La concha de tu madre, mamá.
viernes, junio 08, 2007
Idiota
Intimidación
Y V se fue de viaje. Y no le pude decir que me gustaría pasar más tiempo con él. No me animé a llamarlo por ese prejuicio de nosotras, que pensamos que nos van a mirar mal si los llamamos, o no nos van a considerar como pensamos que nos merecemos. ¡Cuánto prejuicio! Debe ser parte de la exigencia. Me amiga me cagó la vida. Justo cuando estaba empezando a sentir que había acomodado todo para no necesitar acomodar más nada, cuando sentía una ténue sensación de bienestar sin tener la necesidad de alguien, ni siquiera para coger, justo cuando amenazaba la percpeción de que llegaba a un lugar despojado, relajado, ajeno a la exigencia, me dijo que tenía que conseguirme un tipo. Te odio M, te odio con todo mi corazón por haberme hecho acordar de lo que con tanto esfuerzo había conseguido creer que había olvidado. ¡Y no tengo la regla!
miércoles, junio 06, 2007
Madre
Hace poco Nazarena Velez me hizo acordar de nuevo del asunto: no los quiere; todo lo hace por los hijos dice a cada paso. Lola lo explica a la perfección. El tema es que somos madres. Entonces la cosa se vuelve jodida. No porque no podamos hablar de estas cosas delante de los chicos, algún día ellos tal vez lean estas cosas. El problema, además de que no entenderían una mierda, sino porque no podemos evitar dejar cicatrices, como las que nos dejaron y por las cuales somos reconocidas. Atrevernos a pensarlo y a decirlo no nos inmuniza.
Los varones fueron bendecidos. Y no por el dolor físico, el sufrimiento, el culo que se te agranda, la cadera que se te ensancha, las tetas que se te caen. Sino porque pueden elegirlo. Deciden ser padres, que no es lo mismo que tener hijos. Nosotras somos madres apenas quedamos embarazadas.
Lost
lunes, junio 04, 2007
Cansada de este mundo
Mi amiga no me lo dijo, pero yo siento que ya canso.
viernes, junio 01, 2007
Escribir, leer, escribir
Un amigo me inoculó el bicho (vaya, me olvidé que así se le decía a l o que tiene él). Creo que algo tiene que ver con mi bajón, el que para venir viene sin avisar para que no esté prevenida. El terapeuta dice que es porque me confié: como ejemplo puso que no escribía periódicamente, y que eso era un síntoma. Le dije por qué me lo dijo ahora y no cuando se dio cuenta. Fue demasiado sincero: se dio cuenta cuando yo lo llamé desesperada en busca de alguna contención. Hubo un click. No sé de qué tipo, pero funcionó para escribir.
martes, mayo 08, 2007
Lola x 3
Más demagógica que maldita
"Che, y si dejamos de subsidiar el transporte público? Sí, obvio que no es lo mismo. Pero la única forma que funcione el cine es con subsidio a la oferta. A partir de ahí, se puede discutir el cómo. Pero eso de externalidades positivas del compañero musgrave es así: los pibes no estudian para publicidad (al menos una gran cantidad de ellos), lo hacen por esa cosa de pendejos del amor al arte y demás; pero terminan trabajando en publicidad, y lo bien que le hace al país eso. De todas partes vienen a buscar la excelente mano de obra barata argentina. Y eso sale del cine. Con el mismo criterio que usás a partir de la película de Fogwill (que te gustó pero no explicás por qué, simplemente decís que es horrible, adjetivo que frecuentemente no usás para calificar algo de fútbol; tal vez sos poco avezado en el asunto, no lo sé, pero sí, por las dudas, no me una Las mantenidas sin sueños absolutamente nada). Perdón el paréntesis. Digo, con el mismo criterio de no subsidiar cine por películas como las de Fogwill podrías no subsidiar la industria del libro (podría publicar su padre, en ese caso?) porque una novela te pareció horrible. Dicho todo esto, acaso la demagogia te tentó más de la cuenta."
lunes, abril 30, 2007
Chongo
jueves, abril 19, 2007
Miedos
martes, febrero 20, 2007
Cumpleaños
jueves, enero 18, 2007
La madre de tus hijos
El muy puto me vuelve a ese lugar de mierda. Y yo que creí que había salido. Igual ya no lo extraño como antes. Extraño no poder tener conversaciones copadas. Para eso hace falta gente copada, como los cuatro borregos. Pero ellos se fueron. Tres de uno me puso excusas para no verme más. A uno le dije yo que no quería más, suponiendo que enseguida pegaría otro. No pegué nada. Y ahora estoy atrás de nuevo, así que no me atrevo a llamarlo. Cogimos bien, pero yo estoy allá atrás, como antes de que empezara ese fin de año extraordinario que creo guardaré entre mis mejores recuerdos.