Y lloré. Y en el consuelo hubo besos, manos, penetraciones, su pija en boca, acabándome, y yo sin siquiera fingir. No fingí el orgasmo, no fingí que me gustara, no fingí dureza; era la flacidez en persona. Una muerta. Y él gozaba. Parecía gozar de mi muerte. No, le gustaba la necrofilia. Lo habrá descubierto es noche. Me dejó en la puerta del telo, al que yo le había pedido ir, el que pagué religiosamente, enojándome cuando quiso poner su parte, plenamente conciente de que la plata que me quedaba no me alcanzaba hasta fin de mes, y que me humillaría y me haría daño cada vez que mi nena me pidiera algo y yo, mintiéndole, o mejor dicho, diciéndole la verdad, enarbolara las pruebas de mi ruindad.
lunes, septiembre 17, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
sos la reina del melodrama, lucy
Publicar un comentario