Irritada todo te molesta más. El nivel de tolerancia a las cosas baja considerablemente. Si esto sucede por lo general cuando el cuerpo, sea por menstruación, premenstruación o simple resaca (para que los varones entiendan, para Moriarty?) pide calma y relajación para recuperarse, quiere decir que no tine la suficiente energía para enfrentar los avatares cotidianos: desde hijos a pareja, todo se vuelve insoportable. Acaso todo se vuelve como realmente es, y una descubre verdades que la energía gastada a diario mantenía ocultas.
¿Qué verdades? No sé exactamente cuáles, pero a todo se le ve su parte fea, parte que antes no se veía. Por ejemplo: por más que vayas a la peluquería, te hagas el super corte y te super peinen en una peluquería top, no una de tercera, ni siquiera una de segunda, y la diferencia con tu pelo anterior sea notable, pocos se darán cuenta. Especialmente no se dará cuenta la gente sobre la que estabas poniendo tus expectativas últimamente. Sí, él, quien de verdad te preocupa. Después te das cuenta que la pregunta, tonta, esa que dice: te cortaste el pelo?, la hace hasta quien sabía que jamás podría dejar de darse cuenta de esas cosas. No hace falta que sea alguien muy cercano, sino alguien que pone toda su atención en eso, y que de ese tipo de cosas siempre se da cuenta. Ese te enseñará que incluso hasta el más atento hace la pregunta más desatenta, o una que no esperarías. Si no que esperaría un: te cortaste el pelo! Así, con signo de admiración que indique sorpresa y encanto por lo nuevo que vieron sus ojos. Acaso que descubrieron: una belleza que se mantenía oculta, y que el nivel de energía puesto en su ocultamiento no dejaba ver. Sí, cortarse el pelo es una decisión más meditada de lo que comúnmente se considera, pero hacerlo en estado de resaca ofrece la posibilidad de este tipo de reflexiones. Y eso sin contar los que, sino de los tiempos, muestran su desagrado contra cualquier cambio que les haga notar que el mundo de certezas que se construyeron para sobrevivir no es tan certero, y que necesita una revisión; aunque sea de vez en cuando, y que como vos le mostraste el de vez en cuando, descargan contra ti, eso sí, amablemente, la novedosa torpeza que se descubren frente a un mundo sin las certezas de ayer.
Me quedó bien el corte. Me sentí bien. Me sentí linda. Y sabía desde antes de entrar a la peluquería, que nadie me miraría después como yo esperaría que me mirara, con esa expectación. No pasé de un: ¿te cortaste el pelo? A lo que contesté, irritada como estaba, con una ironía estúpida y vulgar del tipo: no, el peluquero. Una se vuelve muy exigente, irritada. Y exige precisión, o la belleza de su propio ideal. Pero eso no sucede, nunca. Y hace crecer la irritación, y las reflexiones sobre el mundo circundante. Que obvio, es más mierda del que uno suponía. Y la más mierda de todas es una, que pese a que se cortó el pelo, no lo pudo cambiar ni un poquito.
sábado, septiembre 29, 2007
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1 comentario:
great expectations
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