Al medodía lo había logrado. Un feo me había llamado en un momento totalmente inoportuno diciéndome que me había mandado un mail, que lo había vomitado me dijo, y que no hacía falta respuesta, pero como no le había contestado quería saber qué pensaba yo. Idiota. Yo no pienso nada porque no lo leí. No creo que seas de las que no leés los mails. Estoy de vacaciones tontito, me pedí unos días para pasear con mis chicos, porque la semana que viene se van con el papá. Primer síntoma de equívoco: no preguntó por qué, preguntó por los mails. Y eso ya estaba respondido antes de explicarle que se iban con el papá. Lo leo y te llamo, dije, más tonta que él. Otro día los leo, chabón, habría dicho otra mina menos necesitada que yo de reconocimiento, de que le digan todo lo que vale, aunque lo que valga sea solo esto que soy. Leí y llamé, conciente de que me había tirado los galgos, que incluso que me había tirado más que los galgos pero que a mí no me gustaba ni medio. Tanto halago me hizo dudar. Y dudé. Casi le digo si quería venir ir a tomar algo anoche. Él me había invitado, diciéndome que me quería conocer, que aunque fuera como amigos y todo eso que te dicen muchos chabones porque sólo te quieren coger. Pero en él sonaba distinto. Sé que quiere algo más que sexo conmigo. De hecho lo tuvimos y me siguió buscando, cuando había dejado claro que era sólo esa noche, y el rechazo había sido lo suficientemente duro como para que no volviera. Pero como me lo cruzo de vez en cuando y es varón, habrá dicho, pro qué no? No perdía nada. Al menos ante mí, incapaz de humillar, incluso de ser clara. Y el que no aclara involucra. Vaya yo. Lo peor es que más tarde cometí el error que traté de evitar, aunque con otro chabón (el chabón se me pegó por una amiga que vino de provincias, como dicen en España, y se la pasa diciendo chabón; y boludo, también). Fue ella la que me habló muy bien de un tipo, y su marido también. Me dijo que le tiraba los galgos a su mujer. Y que estaba bueno, me dijeron los dos. Después de los mensajitos de texto de cuestión, y como había ido al cine, a la una me dijo de encontraron. Y en vez de hacerme desear, dije que sí. Boluda de mí. Por suerte no pasó nada, me volví a casa y dormí tranquila. Cagada de frío, volví. Y con el suficiente sueño para dormir de golpe. Sola, pero de golpe. Una vez más sola, pero bien. Mejor así después de las ofertas del día. Hacerse valer, decía mi abuela. Ay si pudiera.
viernes, julio 27, 2007
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