sábado, octubre 21, 2006

Un mes

Pocos pero efectivos: entraron, espiaron, escucharon, preguntaron, dejaron sus preocupados post. Tomé el consejo del marido de una amiga, ella mucho más preocupada que él, que se le tomó con la ternura de quien entiende pero le causa algo de fastidio tanto reclamo. Me dijo: lo mejor es que te borres por un rato, o sea, mejor que no saber dónde ponerte y que así termines poniéndote en un lugar del que no podés volver, podés conseguir el mismo efecto pero con la posibilidad de arrepentirte y poder hacerlo efectivo.
No te entiendo.
Si te matás no te podés arrepentir.
Sí, sí, claro pero yo no me quiero matar… Y me quedé; entendí recién ahí lo que me había querido decir. La mujer lo estaba matando con la mirada, así que balbuceé algo, una boludez que por lo menos frenó la tensión. A
Sí, sí, está buena la diferencia, dije así, bastante atolondrada;me gustó, en serio. Mi amiga lo dejó de censurar, y yo sonreí. Mi amiga se distendió.
¿Por cuanto tiempo?
No sé, dijo él. Levantó los hombros a lo Maradona; me hizo acordar a él, al señor. Tuve la sensación de que en todo este tiempo lo extrañé mucho más de lo que creí haberlo extrañarlo.
Podés hacer algo consensuado, ¡la concha de tu madre cómo me complicaste la vida!
¡Claro!, saltó mi amiga, más asustada que su marido y yo juntos.
Decirle a él la verdad, pero sólo en su parte más relevante: necesitás un tiempo absolutamente sola.
No sé a mí, pero a mi amiga los ojos se le iluminaron. Creo que se enamoró más de su marido.
¿Cuánto y en dónde?
En donde tal vez te podemos ayudar, me dijo ella, agarró la mano del hombre por el que se sintió reconquistada, del hombre secas, en definitiva, y lo miró.
¿Cuánto?, levantó los hombros sin la gracia de los tres hombres y miró al suyo.
Un mes, dijo él dándome la seguridad que sintió que me faltaba.
Pasó un mes, y por ahora sólo quiero contar hasta ahí. Tal vez me psicólogo me lea antes de volver a verme, aunque seguro que ya dejó de preocuparse por mí. En el celular sus mensajes aparecen hasta hace una semana. Y en la semana anterior hay solo dos; los primeros quince días llamó todos los días. No sé cómo volver a ver a los chicos, primero tengo que hablar con el psicólogo; necesito más seguridad, o un poco de seguridad. Y eso que estoy segura que el hijo de puta se los explicó bien, el señor hijo de puta le habrá dicho a ella mamá está mal, necesita un descanso, como te dijo te quiere mucho, pero para quererte más necesita esta descanso (me juego que le dijo así todos los días de este mes y la contuvo y la protegió y la mimó y estuvo al lado de ella y seguramente con su nueva ella, mostrándole el camino de las familias paralelas, nuevas, mezcladas, amorfas pero mucho más divertidas y felices que las tradicionales). Nadie sabe que volví, sólo quienes lean esto. Al señor le dije que a fin de mes, pero el no lee. Por lo menos a mí, y si por leer entendemos escuchar. Gracias por los post y las visitas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

good morning lucy