sábado, diciembre 23, 2006
No es masturbación
martes, diciembre 19, 2006
Martín
Martín se ha ido. Todavía está, pero se fue. Ni siquiera dio para dormir juntos. Viniendo de una mina pensará que estoy loca, o que oculto algo. De hecho me dijo, con los ojitos rojos del sexo excitado, placentero y con futuro, mentirosa. Y me lo repitió con el mismo cariño y emoción promisoria, mentirosa. Encantada por el mentirosa, me fui casi de madrugada a preparar el bolso de mi hijo para el viaje de egresados. Locura. Pero no me podía negar a Martín. Creo que sí me hubiera podido negar al sexo. Mi psicólogo dice que me movió cosas. Sí, me movió toda, me movió y después me esperó, me hizo acabar lindo pero se fue y no me dejó espacio para pensar si es varón joven con poca experiencia o tiene para dar algo parecido a lo que yo suponía que puede dar chico de alrededor de 30 soltero, hermoso, fino, establecido, con casa propia, privilegiado laboralmente y perteneciente al grupo de los elegidos que deciden las cosas en el mundo. Se fue porque no le dije de los chicos, estoy convencida. Y apenada. Y no porque no se lo dije ese día, sino porque en los encuentros posteriores, sobre todo en la cena final, no le dije nada. Tengo indicios por todos lados de tener hijos. Y no sólo en el cuerpo, que cualquier varón algo ducho habría concluido con facilidad. Y si no fue por el cuerpo habrá sido por otra cosa; al menos yo sospecho eso. Y si yo sospecho creo que el otro también puede hacerlo. Y así se lo informo: sospechá de mí, digo todo el tiempo. Creo. Yo también me hubiera ido, pienso ahora que se fue. Me hubiera gustado salir unos meses con Martín, llevarlo a algunos de mis lugares, aunque especialmente que él me llevara donde yo no conozco, ni pertenezco, ni soy pero tengo tantas ganas de estar. El cuerpo lo recuerda. Mis ojos guardan el mentirosa. Hay presente. Que es el único futuro posible.
martes, diciembre 12, 2006
I don't believe it!!!
Salí a la luz. Todo encandila. Se ve poco y nada, y es fascinante. Ver poco y nada, que no haya certezas, reine la confusión. Atrévete a las cosas poco claras, me acuerdo, y me emociono. Y me presto a las cosas poco claras. Me lleva Martín. Suave, dulce, más chico. Le gusto. Pero no es amor. Lo sé antes que él, y así él se entera. Es bastante extraño cómo sucede esto, pero me cuesta mucho engañar. A Martín y a cualquiera. Que nadie se dé cuenta de que estoy mal, de que estoy bien, de que estoy desesperada por un hombre o ansiosa porque llame una amiga. Para mí otros lo consiguen. Pero Martín me dice que no es así, que por lo general la gente está tan metida en ella misma que no se da cuenta de qué le pasa al otro. Me gustó mucho eso, obvio, demasiado. Y Martín se di cuenta. Entonces se retrae, empieza a evitar ese tipo de razonamientos, de cosas pensadas hace ya rato pero que ahora consigue ponerlas en el momento y lugar adecuado; una especie de estudio inconciente para habilitarlo a mí, que sé que le gusto, aunque no le gusta tanto mi trabajo ni mi profesión, y se nota que espera y va en busca de un mundo que no le puedo dar. Menos con hijos, que todavía no se enteró porque no me animo, y ay lo mal que hice! Debería haberle dicho, aunque sea de la chiquita, ponerla ahí, en el medio, como quien no quiere la cosa decir a mi hija le encanta que la peine; una boludez por el estilo que si es ésa y dicha así, como quien no quiere la cosa, lo habría espantado. Menos mal que no dije nada, de haberlo dicho así no habría cogido. Y lo bien que me hizo coger. Sentir de nuevo con las esperanzas desvanecidas esos músculos totalmente desacostumbrados, hoy doloridos por el esfuerzo al que no estaban acostumbrados. No lo puedo creer, no lo puedo creer!, no lo puedo creer!!!
miércoles, diciembre 06, 2006
Baby Trash
Fue un consuelo. Baby Trash hablaba de la década del 70, del cine Cosmos, de lo feo que es Terminator. Me causó gracia que una mina de como mínimo 40 hablara despechada de los hombres que la dejaron de lado o los que dejó de lado por falta de tino, habilidad, consideración, inteligencia. Yo por lo menos tengo los hijos, dije, eso que todas dicen que es una falta que no podés soportar desupués de los 35. Tal vez a Baby Trash le falte eso. Tal vez sólo esté mal cogida. Pero yo ni siquiera estoy cogida y hablo de quienes pasaron por mí como si fueran traidores, energúmenos, aspirantes a gigolós o idiotas que sólo querían mostrar una muñequita de torta como se ve en el dibujo que ilustra la página de Baby Trash. Ella dice que la madre le dice que tiene que revisar sus elecciones. Creo que tendría que revisar mucho más, a cierta edad el mundo no está más en contra de una. Y es una edad que queda muy lejos de los 40. Tan lejos, que cuando una se da cuenta todavía cree que los 40 es algo que nunca va a suceder.
viernes, diciembre 01, 2006
Mi Goonie
A la distancia de mis 12 en los que egresé, veo todo lo que se va dejando en el camino. Más por necesidad que por decisión. Creo que en la mayoría de los casos está bien. Pero no puedo apartar el dolor que da la conciencia de saber que después de esos años una nunca más vuelve a vivir con la frescura que da la convicción de que el futuro pertenece.