Te hace adulta también en el sentido de la saledad: pocas veces te das mejor cuenta de que así de sola te vas a ir de este mundo, y que lo que viene no es más que una preparación para acercarte al momento de irte sin joder la vida a tu descendencia, que tiene que ocuparse en hacer la suya para que la vida siga. Deberás guardar tu dolor para que ellos puedan crecer en un clima lo más sano posible, y con ese dolor guardado, se te hará el cayo por el que ya no podrá pasar nada, una dureza que te permitirá enfrentar en mejores condiciones la etapa más dura de la vida, la que toda es en cuesta abajo, con o sin rodada, sin que nada pueda impedirla, aunque la ilusión venga de vez en cuando a susurrarte al oído que aún es posible eso que soñaste de chiquita, aunque incluso el alma ya no te dé.
La muerte en defintiva enseña, como diría Ciorán, sobre el inconveniente de haber nacido.
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